IAM/A.L.J.
Hay un gran clamor por consolidar un clima de pactos políticos en nuestro país, aunque solo sea por los discutibles resultados de las políticas unilaterales y la cara factura -según los sondeos de opinión- que están pagando por ello los dos grandes partidos, PP y PSOE.Hay un gran clamor por consolidar un clima de pactos políticos en nuestro país, aunque solo sea por los discutibles resultados de las políticas unilaterales y la cara factura -según los sondeos de opinión- que están pagando por ello los dos grandes partidos. Sin embargo, ni siquiera en el pacto de políticas europeas ha sido posible avanzar, porque tanto los dirigentes del PSOE como los del PP se han puesto límites para alcanzar compromisos concretos, posiblemente por el devenir incierto que tiene las cumbres europeas y el temor del Gobierno a un posible nuevo fracaso en Bruselas.Así que la aproximación entre Gobierno y oposición para el Consejo Europeo de Junio será sobre bases genéricas como la lucha contra el desempleo juvenil, la mayor integración bancaria y económica, la presión al BCE para que facilite el crédito a las pymes y a la vida ciudadana, y pedir al Banco Europeo de Inversiones que ayude a la exportación y estimule el empleo. Nada concreto. Al final en eso quedará el gran acuerdo “de país” que había pedido Rubalcaba, y que hubiera debido materializarse en un pleno parlamentario.Pero parece que no habrá pleno, ni debate parlamentario, pues el presidente Rajoy no está dispuesto a someterse a las críticas de los diputados del Grupo Socialista, ni de ningún otro grupo parlamentario. Me figuro que habrá dicho, que si el señor Rubalcaba quiere pactos que se pase un día de éstos por el Palacio de la Moncloa para tomar café, y allí pactan las líneas maestras del respaldo que quiere que le sirvan en bandeja para acudir a Bruselas, por supuesto, acompañado siempre con las fuerzas inatacables de su mayoría absoluta.A estas alturas, no podemos dudar del Patriotismo de Rubalcaba, ni de su interés porque las necesidades de España se vean atendidas en Europa. Pero es francamente raro que ante un apoyo de estas características, sin debate parlamentario y sin que la oposición ejerza de oposición públicamente, el PSOE se pliegue sin rechistar a hacer el papel de secundario en la sombra. Sin intervenciones públicas, sin fijar posición en la tribuna, sin que sus argumentos consten en el Diario de Sesiones. Es decir, sin luz y taquígrafos, sin nada. ¿Por qué?No creo que al estar el presidente Rajoy decididamente esperanzado en que los datos económicos empiecen, por fin, a despejar un poco el negrísimo panorama padecido hasta ahora, le dé fuerza suficiente para imponer a Rubalcaba la fórmula de conversación privada y apretón de manos a salvo de la mirada ciudadana para sumar después a su acuerdo a otros grupos de la oposición. Aunque la realidad es que el respaldo ante Bruselas no tiene excesivo desgaste político, y el PSOE puede haber pensado que al pactar ahora sin luz y taquígrafos, puede después rentabilizar su fuerte oposición a la reforma de las pensiones y a los recortes en la Administración. Ojalá sea así.