La diputada de Izquierda Unida, Inmaculada Nieto, registraba en los pasados días una iniciativa en la que se interesa por las actuaciones desarrolladas por la consejería de Medio Ambiente en relación a los vertidos que se han venido produciendo en el complejo medioambiental Sur de Europa. Nieto ha pedido información del número, composición y procedencia de los bidones encontrados en el mencionado vertedero. La diputada también se ha interesado por las medidas adoptadas o previstas en este asunto, así como por el impacto ambiental que ha tenido en la zona la existencia de los citados vertidos y por las medidas correctoras que se pudieran acometer con el objeto de subsanar el daño producido.
En la exposición de motivos de su iniciativa parlamentaria, Nieto hace constar que “según los datos recogidos por este grupo parlamentario, hace más de un año y medio que se vienen produciendo vertidos en el arroyo Chorreón que nace en este complejo medioambiental. El Chorreón es un afluente del arroyo Guadacorte y éste a su vez lo es del río Palmones, por lo que la cadena de contaminación hasta el mar está muy definida”.
De igual manera destaca que los propietarios de las fincas de la zona han presentado denuncias ante la fiscalía por episodios de vertidos bastante alarmantes. Estos lixiviados, además de desprender un olor químico fuerte en la zona, producen unas espumas de considerables dimensiones que pueden llegar al metro y medio de altura abarcando todo el ancho del arroyo. Estos hechos también han sido denunciados por los grupos ecologistas.
Nieto hace constar igualmente que Izquierda Unida ha tenido conocimiento de que el pasado mes de abril se denunció un vertido, en el que actuó personal de la consejería Medio Ambiente, que encontró el punto de origen en los vertederos, y más concretamente en el gestionado por Gamasur. Al parecer una inspección ocular permitió conocer que maquinaria pesada enterraba un número indeterminado de bidones de PVC de contenido desconocido.
Responsables de esa consejería podrían haber dado orden para que se desenterraran los bidones apareciendo en una primera capa, un número considerable. En la misma zona donde se descubren los bidones, el paso de la maquinaria pesada hace que broten lixiviados del suelo, ordenándose que en días sucesivos continuaran los trabajos de excavación.
“Teniendo en cuenta la orografía del terreno, la situación se puede considerar como muy peligrosa y grave medioambientalmente hablando. La cantidad indeterminada de bidones enterrados y el desconocimiento sobre su contenido provoca lógica preocupación ante posibles filtraciones contaminantes” concluye la diputada de la federación de izquierdas.