IAM/EMR
Soy del PP y a mucha honra. Voté a Aznar. Voté a Rajoy y como no, voté a Landaluce. Me resbalan los Bárcenas y compañía, ya que chorizos y maleantes de cuello blanco los ha habido, los hay y los habrá.Y los socialistas mejor estarían calladitos porque tienen por qué callar. Y me he decidido a meterme a reportero, por la que hay formada con relación a que España ha superado los seis millones de parados.Lo primero que hay que recordar es que la España que heredó Rajoy de Zapatero estaba al borde del precipicio en todos los aspectos con la economía el paro incluidos. Y siguiendo con el paro me atrevo a negar la mayor diciendo que en España no hay volviendo 6.202.700 de parados, ni en Andalucía 1.473.700 ni en la provincia, 234.600 ni mucho menos en Algeciras pasan de 18.000 los parados. Una simple multiplicación de cada parado por tres nos dan unas cifras tan exageradas que no hay quien se las crea. Lo que ocurre que en todos sitios hay muchos tapados bajo la capa del paro viviendo de la llamada economía sumergida que hay que descubrirlos: jubilados trabajando, gente con más de un empleo y otros chanchullos todos cobrando en negro engordando la bola del paro.La economía sumergida es una lacra para el crecimiento de cualquier país, de eso no cabe la menor duda. En España resulta inconcebible que con casi seis millones de parados, el crecimiento hundido y unas perspectivas de mejora a medio plazo bastante inciertas, exista una calma social tan desconcertante. La explicación a esta paz social no es otra que la economía sumergida que se encarga de sostener los pilares básicos del país desde sus propias entrañas. Acabar con este fenómeno es bastante complicado y pasa exclusivamente por la concienciación de sus ciudadanos. Controlar los trabajos en negro se antoja bastante complicado dadas las precauciones extremas que toman sus practicantes, a lo que se une el hecho de que una parte de la sociedad, cansada de escándalos de corrupción política, vea estas actividades como normales y en ningún caso se plantea denunciarlas aunque paguen justos por pecadores que de todo hay. Eduardo Mendoza del Río