ARTICULO-OPINION
Hoy el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, viajará a Bruselas para participar en el Consejo de Europa y debatir sobre las políticas de austeridad, exponer los avances de España en la agenda reformista y el cumplimiento de los objetivos del déficit.
14 MAR(REDACCION)
De nuevo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tiene la oportunidad hoy y mañana, junto a Italia y Francia, de rechazar de forma clara las políticas impuestas por Bruselas y Berlín que tanto malestar han generado en la población española. Está demostrado que la austeridad obligada por la Comisión Europea y el Banco Central solo asegura tasas de crecimiento negativas y una carga deuda cada vez mayor. En España, las recetas de la austeridad no solo han recortado el Estado, sino también nuestra democracia tal y como la veníamos entendiendo hasta ahora. La austeridad, tanto en España como en Europa, está provocando un gran sufrimiento social, la pérdida de derechos e incluso el ascenso de partidos neonazis.Sin embargo, resulta sorprendente que la clase dirigente española y europea siga obsesionada con los déficits y la austeridad, cuando la mayoría de los expertos europeos incluidos varios premios nobel de economía dicen que esas políticas son un tremendo error porque lo único que provocan son sufrimientos innecesarios y además, al final, se estrellaran contra la realidad. El gran engaño ha sido decir que los déficits provienen de excesos en el sector público o del bienestar social y que es ahí donde hay que recortar, cuando sabemos que el déficit es consecuencia de los privilegios inauditos e injustificados de la banca privada.Hasta en Estados Unidos Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, ha hecho esta semana unas declaraciones sobre la austeridad que deberían tener en cuenta los dirigentes europeos. Ha dicho que la austeridad en una economía deprimida podría ser contraproducente, incluso en términos puramente fiscales o del déficit. “Además de tener efectos adversos para la creación de empleo y las rentas, una recuperación más lenta conduciría, en la práctica, a una menor reducción del déficit a corto plazo.” Esto mismo lo vienen diciendo desde el principio de la crisis dos premios nobel, Stiglitz y Krugman, que han sido ignorados. No sé si ahora con las declaraciones de Bernanke las elites políticas, que nos han metido en este atolladero económico, estarán dispuestas a rectificar como ha hecho el Fondo Monetario Internacional (FMI).La rectificación del FMI ha partido de su economista jefe, Olivier Blanchard, que en el mes de enero emitió un informe en el que admitía que su institución había infravalorado las repercusiones negativas de la austeridad. Este informe fue refutado por la Comisión europea, pero con unos argumentos que según los expertos avergonzaría a un estudiante de primer año de posgrado. No es que el informe de Blanchard demuestre que la Comisión está equivocada, es que ya se ha hecho evidente tanto en la teoría como en la práctica.Así que los ciudadanos europeos, cabreados e indignados, esperamos de la cumbre europea de esta semana un rechazo claro de los dirigentes de los países del Sur a las políticas impuestas por los países del Norte. Países que no están sufriendo la crisis, ni son conscientes de que con sus políticas de austeridad nos están ahogando. Porque la solución está en impulsar políticas más sensatas en Europa. Pero todo eso dependerá de que el miedo cambie de bando y los poderosos descubran que también tienen que atender el poder de los que no tienen poder. Esperemos por el bien de todos que sea así.