IAM/EP El presidente de la Diputación Provincial de Cádiz, José Loaiza (PP), ha destacado que la reforma de la administración local supondrá “el fin de las competencias impropias” para los ayuntamientos y “un gasto racionalizado del dinero público”. Y es que, según dice, “hay que luchar porque todas nuestras administraciones locales permanezcan, pero viables y dando un buen servicio al ciudadano”. En declaraciones a los periodistas, Loaiza ha señalado que lo “más importante” del borrador se resume en la frase “una administración, una competencia”. Y es que la administración local es “la gran castigada” en materia de competencias impropias. Ahora, “cualquier competencia impropia que se quiera dar a un ayuntamiento o una diputación tiene que ser aceptada y financiada”. Aclara que el borrador para la reforma de la administración local especifica que la Diputación asumirá competencias de ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes que sean “transferidas y delegadas por los ayuntamientos de manera voluntaria. Es decir, que el ayuntamiento entienda que no las puede ejercer, y la Diputación se va a ver en la obligación de cogerla”. En cuanto a los servicios básicos que un ayuntamiento tiene que dar a los ciudadanos, si no cumple los “parámetros necesarios de calidad”, la Diputación podrá “retirar la competencia” y asumirla “por cinco años”.MANTENIMIENTO DEL NÚMERO DE AYUNTAMIENTOS Aunque haya casi una treintena de ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes en la provincia gaditana, Loaiza se inclina a pensar que no desaparecerá “ninguno” en aplicación de esta reforma. Lo que sí cree que ocurrirá es que los ayuntamientos más pequeños “necesitarán más apoyo de la Diputación, que para eso está, para darles apoyo”. En este punto, ha expuesto el caso del Ayuntamiento de Benaocaz, que es de los más pequeños y también “de los más saneados de la provincia”, hasta el extremo de que “hasta hace muy poco no tenía ni un euro prestado de un banco”. Sin embargo, razona que si un ayuntamiento con los mismos habitantes está “endeudado hasta las trancas, el problema lo habrán tenido los alcaldes y los gobiernos anteriores”. Por ello, afirma que “no es el número de habitantes el que determina la desaparición de los ayuntamientos”, sino que serían “los malos gobiernos” los que habrían llevado a los mismos a esa situación.