Este jueves se presenta “Andares y caminos”, un libro de Juan Antonio Palacios

 

TCAM/REDACCION

Este jueves 29 a las 19:30 en el espacio Alcultura de la Dársena de El Saladillo, tendrá lugar la presentación del último libro de Juan Antomnuio Palacios, Andares y Caminos.

 

PALACIOS, EN EL CALLEJÓN DEL GATO.- En el camino que parece no conducir a ninguna parte, nadie nos puede privar de, paso a paso, contemplar el devenir, enjuto y plano, de la vida. Hay muchos ojos que miran, pero muy pocos los que ven. Analizar la realidad y recorrerla con los andares que sean precisos, como si lo fuera por el callejón del Gato, rodeados de espejos cóncavos como reflejo de toda deformación. Decía don Ramón María  del Valle-Inclán. “El sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada…; nos deformaremos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España”                                       Juan Antonio Palacios no es Max Estrella, el increíble personaje del gran poeta gallego, pero sin duda en su cuarto libro, “Andares y Caminos”, que tiene ustedes en sus manos, reverdece los laureles ya conocidos de su especial mirada a la realidad que nos circunda, demostrándonos que, a pesar de los pesares, esos pequeños y dañinos monstruos que nos rodean y acechan, deformados hasta la saciedad por el ojo atento de nuestro admirado escritor, no dejan de ser vectores circunstanciales de una sociedad muy sobrada de engendros y muy falta de seres comprometidos. Sobre todo del comportamiento ético y con el ejercicio, noble, sin duda, de la política.                                        Palacios ofrece, a veces sin quererlo o a la mejor sin desearlo, un panorama desolador. Capítulo a capítulo desgrana la vida y ofrece, en un espacio ilimitado, como si de la cuadratura del círculo se tratara toda una batería de situaciones reales, pero feas que forzosamente tienen a un “singular” y denostado personaje detrás.                                         Pero que nadie se confunda, en su corta pero densa carrera como escritor, así como en su larga y prolija actividad política y docente, nuestro autor se ha armado hasta los dientes de sólidas razones. Habla, enjuicia, expone y ofrece un halito de esperanza, de vez en cuando, que es de agradecer.                                           Como dejó dicho Rousseau en su “Contrato Social” la libertad no puede subsistir sin la igualdad y sin el ejercicio honesto de la política, que es exactamente  el mismo consejo que Maquiavelo reclamaba a los principes para ganarse el cariño y el respeto del pueblo, dos siglos antes.                                             Ahora, pero tres siglos después del filósofo francés, Palacios Escobar enarbola como el primero la bandera de la igualdad, pero también la de la justicia social, la de los valores supremos de la democracia que tenemos el deber de defender, la de la urgencia de la sociedad civil de parapetarse contra sus agresores…Así, de una manera machacona pero sincera, a pluma descubierta, con ese juicio sumarísimo al que somete a los corruptos y a los pelotas, a esos que vienen a servirse y no a servir, nuestro autor se muestra inmisericorde y duro, como un personaje de su tiempo comprometido con la realidad que le circunda y que, con tantos otros, sufre.                                                  Pero no todo es político, aunque lo impregne.Llegado el momento de caminar por este libro honesto, Juan Antonio Palacios nos invita al cine “que se convierte en una factoría de penas y alegrías, de leyendas y cuentos, de sueños y ensueños…” o de un tranquilo paseo por el camposanto, “acabo de salir del cementerio y tengo abiertas mis ventanas al mundo  de par en par”, proclama. Y nos habla de las connotaciones terapéuticas de la risa, de buen comer y de la vida saludable…                                                   “Andares y Caminos” es un libro todoterreno que todos deberíamos leer  con el mismo espíritu  crítico con el que el autor avanza  por el camino esperpéntico  de la vida misma que nos toca vivir. El de la crisis. Por ello ahora más que nunca hay que reforzar lo mejor de cada uno.                                                    Escribió Carlos Marx en su obra “La crisis del capitalismo” algo que no puede por menos que sorprendernos en estos delicados inicios del siglo XXI. “En el curso de las crisis, el dinero está fijado entre las manos de los banqueros, de los agentes de cambio e, igual que el ciervo brama su sed de agua fresca, el dinero grita  su deseo de un terreno en el que pueda ser revalorizado como capital”. ¿Les suena? El concepto de crisis se asocia entonces, como concluiría Daniel Bensäil, sobre la obra de Marx al de los ciclos económicos propios  de la economía capitalista.                                              ¿Estamos pues en uno de esos ciclos apuntalados por los mercados y la prima de riesgo? Parece ser que sí y este libro, lo digo ahora que puedo y quiero, es un libro para la crisis, engendrado desde su más extrema dureza y crueldad. Escrito desde el flanco más ilustrado y desde el conocimiento profundo que tiene el autor de la psicología del hombre, que se manifiesta como se manifieste, difícilmente le puede parecer desapercibido.                                               Y, al final, ¿qué nos queda? Mejor que yo que sea el propio autor. En el último capítulo del libro apuntala la verdad de toda esta historia:”la vida, entre nuestros andares y caminos, no deja de ser un escenario por el que pasamos todo tipo de actores, buenos, malos y regulares”, concluye. Pues lo dicho. Bienvenidos, pasen y disfruten, del gran escenario del mundo, de este nuestro camino por su particular callejón del Gato de Juan Antonio Palacios.

MARTIN SERRANO. Periodista.                                       

 

 

 

INTRODUCCIÓN.- Contamos la vida según nos va, a trozos, en espacios y tiempos distintos, y a trazos con pinceles y brochas diferentes. Y entre tantas andadas y caminos recorridos, entre tantos instantes perdidos y momentos recuperados, días ganados o desperdiciados. Aunque no lo creamos nos volvemos adictos a cualquier cosa y en cualquier lugar, dispuestos a hacerlo todo a la vez para no concluir ni terminar nada.Deshuminazados y robotizados entre consignas y dogmas.                                En esta noria, de ANDARES Y CAMINOS, en la que acaba de montarse, espero que disfrute creyéndose dueño del carrusel y que a través de sus seis partes y  sus sesenta capítulos, sea capaz de diferenciar sus huellas entre quienes se anclan en el pasado y son presos de la nostalgia y los que prefieren mirar hacía delante o aquellos que tienen el valor de apartar su vista de lo que tienen delante de sus narices,                                   Les invito a caminar , queridos lectores, a través de las páginas de este ensayo de llantos y  risas, descubriendo uno y mil colores , corriendo o descansando en lo esencial del camino entre creer o no creer, en reflexionar como somos , como deberíamos actuar con claridad y transparencia  y como vamos moviéndonos  permanentemente entre la realidad y la utopía.                                    Contemplaremos lo tremendo que somos intentando ver el mundo a través de un agujero, unas veces ausentes y otras presentes, entre sueños y realidades, enfrentando lo mejor y lo peor de cada cual, estimulando  nuestras ganas de vivir y sabiendo buscar el respeto democrático en la consecución de cada objetivo.                                     Alimentamos nuestra memoria de historias falsas y de mitos vacíos, como que la Revolución de Octubre fue en Noviembre, que a pesar de todas las películas y novelas nunca fue Rey o que el caballo blanco de Santiago, curiosamente no era sino de piel castaña  y con manchas negras, y vamos desgranando lo bueno del camino entre las mejores intenciones,  gozando de los excelentes manjares, llorando a carcajadas, con paciencia y calma  y procurando predicar con el ejemplo entre ilusiones y creatividades políticas pensando al mirar el arco iris que cualquier tiempo futuro siempre será mejor.                                     En cuestiones de trozos y trazos, tenemos gente con mala suerte, con una indeseable fortuna, con verdadero gafe, de tal manera que su sola apariencia provoca rechazos y aunque se pongan las mejores galas, nadie les hace ni puñetero caso. Son lo peor de nuestro camino, que se dedican a criticar por criticar, generar peligrosas confusiones, y con frecuencia suelen morir de éxitos  en la soledad de su basura o en medio de la anestesia social, aprovechando de todo en todo momento  y pensando que todo vale  estando al sol que más calienta entre caciques y cacicadas.                                     El ruido y el alboroto nos hará dar saltos y traspiés en nuestros andares y caminares, y no nos debe hacer perder la humildad de que continuamos aprendiendo y que es preferible que sigamos buscando la verdad ,que seguir las pisadas del político avestruz, el ejemplo de los modelos de la nada o de aquellos que siempre están reunidos.                                        Tampoco nos podemos quedar anclados en los espejismos políticos que permanentemente nos quieren vender, ni en el difícil deporte de aquellos que por mucho que hablen y vociferen son vagos por vocación, o los que perdidos entre cosas y casos, vanidad de vanidades nos aseguran que todo está controlado o nos predican que ustedes han de renovarse sin mirarse en el espejo.                                         Caminando y caminando, descubrimos que tenemos miedo de no saber, de no tener la respuesta, de no poder controlar el tiempo, de los mitos y las leyendas, y cada paso y cada pisada se nos va despertando la curiosidad sin dejar la sombra del grupo constatamos que escribir es un duro oficio, que hemos de ser rigurosos y controlar las cuentas de la solidaridad.                                             Dominados por el agobio de la multitud y la decadencia de pensar que somos deslumbrantes, evitaremos ser victimas del diálogo de besugos y entre tanto cancionero y cosas increíbles, nuestros niños cajones visualizarán las curvas de felicidad de sus padres estresados y que ca uno es ca uno.                                             Equivocarnos no es una tragedia y admitir que nos ha sucedido resulta positivo. Es una manera de entrenarse, en uno de los ejercicios más difíciles de nuestras vidas, saber escuchar y comprender los sentimientos, pensamientos e intereses de nuestros interlocutores.                                              Los colores y calores del camino nos darán pie para que reflexionemos juntos con divertimento, conjugando  la amabilidad con la imperfección, huyendo del argumento constante de los votos y sobre todo de los vetos, con vista y valor, siendo capaz de no ser abducidos del gusto por la púrpura a la vez que bailar con lobos, para ganar esta partida de ajedrez  a los osados y creidillos por muy conspiradores que sean y sin olvidarnos que somos actores en el gran escenario de nuestras vidas.                                                 Ahora van a adentrarse de verdad en las páginas de este libro. Espero y deseo que en sus andares, exploren no todos los caminos que se plantean sino que dibujen muchos más ,  que disfruten y descubran distintas  posibilidades de acercarnos a lo que queremos o alejarnos de lo que detestamos ,ya que como expresa  Ortega y Gasset y dicen los libros indios “dondequiera pone el hombre la planta pisa siempre cien senderos”                                                                                         

 

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