La publicación de una imagen reciente de la Capilla del Asilo San José, en Algeciras, ha reavivado un intenso debate ciudadano sobre el estado de abandono de uno de los edificios más singulares y desconocidos del patrimonio local. La instantánea, difundida en redes sociales bajo el título “Joyas ocultas de Algeciras”, ha despertado una ola de comentarios cargados de admiración, indignación y denuncia.
Una joya olvidada en el corazón de la ciudad
Levantada entre 1914 y 1916, la capilla del antiguo Asilo San José es un ejemplo único del neogótico alemán en la provincia, dentro del estilo gótico flamígero o florido. Fue diseñada por William Thompson, ingeniero y subdirector de The Algeciras-Gibraltar Railway Company Limited, el mismo que proyectó el Hotel Reina Cristina, emblema del esplendor cosmopolita de la Algeciras de comienzos del siglo XX.
Más allá de su valor arquitectónico, el templo ocupa un lugar cargado de historia: se asienta sobre terrenos donde se cree que existieron restos del recinto fortificado medieval de Al-Yazirat al-Hadra, vinculados a las antiguas murallas y la Puerta de Gibraltar.
Sin embargo, hoy la capilla, antaño espacio de culto y símbolo de la apertura cultural de la ciudad, se encuentra cerrada, deteriorada y olvidada, con signos de abandono y problemas estructurales visibles desde el exterior.
Indignación ciudadana y acusaciones de desidia
La reacción en redes sociales no se ha hecho esperar. Decenas de vecinos expresaron su enfado y tristeza ante la posibilidad de que el edificio se pierda para siempre.
“Deberían ser juzgados por lo penal los responsables de que algo así no se ponga en valor y acabe perdiéndose”, escribía Daniel Palma Quintana, autor de la publicación original. A su comentario se sumaban otros usuarios, denunciando que “están esperando la declaración de ruina para luego hacer un pelotazo urbanístico”.
La tónica general entre los mensajes es la acusación directa al Ayuntamiento y a la Iglesia por la falta de conservación del inmueble. “La están dejando caer. Este equipo de gobierno no sabe o no quiere cuidar su patrimonio”, lamentaba Puri Alonso Montoya, mientras otros apuntaban a la inacción institucional: “Ni saben, ni quieren.”
Algunos ironizaban sobre el desinterés oficial: “La solución es que alguien diga que Paco de Lucía fue monaguillo ahí; hasta alguna concejala perderá las uñas excavando si hace falta.”
Patrimonio frente a especulación
Varios comentarios coinciden en señalar el temor de que el edificio acabe declarado en ruina, abriendo la puerta a un nuevo desarrollo urbanístico en la zona. “Está todo preparado, están esperando que caiga”, apuntan algunos usuarios, reflejando la desconfianza ciudadana ante la gestión del patrimonio histórico.
Otros, como Alejandro González Harillo, subrayaron el valor excepcional del templo: “Es la única capilla neogótica del Campo de Gibraltar, lo que la hace aún más única.”
“Una joya que se muere”
Las respuestas se suceden con un tono de nostalgia y resignación. “Qué pena con lo bonita que era…”, comenta una vecina. “La verdad que es una joya olvidada, debería recuperarse y no dejarla caer”, añade otra.
Algunos recuerdan que en su interior llegaron a celebrarse bodas y misas: “Imaginen celebrar tu boda con esos interiores…”, apunta un usuario junto a una foto antigua.
Pero la realidad actual dista mucho de aquel esplendor. “Hace años estaba invadida de termitas, pasó al absoluto olvido, dejadez y abandono”, relata otra algecireña que asegura haber conocido de cerca el estado del edificio.
Un símbolo en peligro
Lo que comenzó como una publicación nostálgica se ha convertido en un clamor ciudadano por la protección del patrimonio histórico. Vecinos piden transparencia sobre la situación legal del edificio, planes de restauración y la implicación tanto del Ayuntamiento como del Obispado.
“No debemos permitir que desaparezca”, resumen muchos de los mensajes. “Destruyen lo bello y hacen lo más feo, así estamos desde hace muchos años. Qué pena de ciudad.”
La Capilla del Asilo San José, entre la historia y el abandono, se ha convertido así en el símbolo de una herida abierta en la conciencia patrimonial de Algeciras: la de una ciudad que, entre la modernización y el olvido, corre el riesgo de perder para siempre las huellas más hermosas de su pasado.