Muchas veces pienso en lo afortunado que soy al vivir estos tiempos interesantes, aunque a veces no estoy tan seguro porque la incertidumbre da miedo. Supongo que esto debe ser normal, pues sentirse y estar bien es algo positivo, y favorece el equilibrio psicológico.
“¡Ojalá vivas tiempos interesantes!”, reza una supuesta maldición china, porque los tiempos agitados pueden traer mucho dolor y confusión. Y más interesantes y agitados que estos creen los analistas del sistema que es imposible.
Numerosos científicos piensan que alcanzaremos la inteligencia artificial general, es decir, comparable a la humana, en algún momento entre 2025 y 2030. Desde ahí, exponencialmente, crecerá a una velocidad vertiginosa que no podemos calcular. A bastantes expertos les da miedo, a mí también.
El neurocientífico Mariano Sigman dice que los seres humanos nos estamos planteando por primera vez en nuestra historia la idea de que somos capaces de acabar con la humanidad. Primero fue la energía nuclear, luego el calentamiento global, ahora la inteligencia artificial (IA).
Pero, hay otras crisis más inmediatas que son también para preocuparse, y mucho, como las guerras de Ucrania y Palestina, los gobiernos populistas que están surgiendo y las tensiones comerciales que condicionan cada vez más la economía global.
Casi la mitad de la población mundial acudirá a votar en 2024. Hay elecciones en 70 países y algunas son tan relevantes como las del Parlamento comunitario en la Unión Europea. Aunque la convocatoria con mayor potencial para cambiarlo todo es la que tendrá lugar en el penúltimo mes del año, cuando los estadounidenses elijan a su próximo presidente.
El nombre del próximo inquilino de la Casa Blanca es tan importante que ni siquiera hay que esperar a su desenlace para sentir los efectos económicos. Esa es al menos la tesis del fondo Clocktower Group, que en su última carta a inversores anticipó una mayor laxitud en la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) a lo largo de todo 2024.
“El establishment de Estados Unidos, un grupo que incluye a los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed, hará cuanto esté en su mano para asegurarse de que el expresidente Trump no vuelva al poder”, escribieron.
Si finalmente se impone en la Fed el objetivo político de revitalizar la economía para evitar el regreso del magnate republicano, el abaratamiento en el precio del dinero presionará al alza el precio de las acciones en USA, y a la baja el de sus bonos y moneda.
Pero, ¿y si sale Trump? ¿Pueden las empresas prepararse para un escenario geopolítico tan radicalmente diferente? Como escribió Edward Luce en el periódico Financial Times, “su victoria sería interpretada por Rusia y por China como una luz verde para avanzar en sus respectivas agendas”.
Un escenario donde se considera posible la retirada de Washington de la OTAN y la introducción de un arancel del 10% en todas las importaciones a Estados Unidos. Parece difícil pero las posibilidades son demasiadas. Y lo único seguro es que, si Trump gana, todo cambia.
Así que, al ir todo tan deprisa, estoy fascinado con los tiempos que me han tocado vivir, es más, estoy hipnotizado, sorprendido y alucinado. Estos tiempos me empiezan a parecer demasiado interesantes.