Por Climbing Poe Tree
Un lunes nuevo amanece y ofrece Palabras de A M O R. Hoy tengo la sensación de que todo ha empezado a enfriarse. La calle está más vacía, faltan las parejas sin sueño que vuelven a casa bailando y creo que definitivamente lo multicolor del verano pasa el testigo encendido a la escala otoñal de grises.
Yo respiro esta mañana. Trato de dejarme ser, permitir el movimiento sin oponer resistencia y evitar la tiranía de la mente demente siempre, de la loca de la casa.
Respiro. Quietud. Soltar.
Te invito a detenerte ahora y a ir un poco más despacio. Observa dónde está tu atención. Para. Puede que necesitemos cesar el movimiento un rato, silenciar la palabra. Cerrar los ojos, vendarlos. Irnos quitando el disfraz hasta quedarnos en bolas para descubrir de una vez que sólo en el camino de la rendición está la libertad verdadera. Dejemos de pelearnos y soltemos el control. Hay restricciones liberadoras.
Que este lunes sea bueno y te toque lo bonito.
Que puedas estar en calma.
Y que estés bien.
Ser humano
por Naima (Climbing PoeTree)
Me pregunto si el sol discute con el amanecer
algunas mañanas,
no queriendo levantarse
y salir de la cama,
desde debajo del horizonte de plumón.
Si el cielo se cansa
de estar en todas partes a la vez,
adaptándose a los cambios de
humor del clima.
Si las nubes se alejan
tratando de mantenerse unidas,
haciendo tratos con la gravedad
para holgazanear un poco más.
Me pregunto si la lluvia tiene miedo
de caer,
si tiene problemas
al dejar ir.
Si los copos de nieve se cansan
de ser perfectos todo el tiempo,
cada uno,
tratando de ser único en su especie.
Me pregunto si las estrellas
se piden deseos
a sí mismas antes de morir,
si necesitan enseñar a sus hijos
cómo brillar.
Me pregunto si las sombras
tienen el deseo de
sentir,
por una vez, al sol.
Si se pierden en la confusión
sin saber de dónde son.
Me pregunto si el amanecer
y la puesta de sol
se aprecian mutuamente
a pesar de que nunca
se han llegado a conocer.
Si los volcanes se estresan,
si las tormentas tienen remordimientos,
si el abono cree en la vida
después de la muerte.
Me pregunto si el aliento alguna vez piensa en suicidarse,
si el viento quiere sentarse tranquilamente a veces,
a ver pasar el mundo.
Si el humo nació
sabiendo elevarse,
si los arcoiris se vuelven tímidos
detrás del escenario.
No estoy segura de que sus colores combinen bien.
Me pregunto si los relámpagos ponen el despertador
para saber cuándo romper,
si los ríos alguna vez
se detienen
y piensan en dar marcha atrás.
Si las corrientes se encuentran con el mar equivocado
y toda su vida se desvía.
Me pregunto si la nieve
quiere ser negra,
si la tierra piensa que es demasiado oscura,
si las mariposas quieren tapar sus manchas,
si las rocas son conscientes de su peso,
si las montañas no están seguras de su fuerza.
Me pregunto si las olas se desaniman,
arrastrándose por la arena,
sólo para ser arrastradas otra vez
al lugar donde comenzaron.
Si la tierra se siente pisoteada,
si la arena se siente insignificante.
Si los árboles necesitan preguntar a sus amantes
para saber dónde están plantados.
Si las ramas vacilan en las encrucijadas
sin saber en qué dirección crecer.
Si las hojas entienden que son reemplazables
y aun así bailan cuando sopla el viento.
Me pregunto
dónde va la luna
cuando está escondida.
Quiero encontrarla allí
y poder mirar al océano
girando en la distancia.
Y escuchar
agitarse en su sueño
al esfuerzo que da paso a la existencia.