Desde enero de 2020 el Gobierno de España está presidido por Pedro Sánchez. Fue investido presidente por el Congreso de los Diputados después de ganar el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) las elecciones generales de noviembre de 2019, que dieron paso a la XIV legislatura de España, por mayoría simple.
Tras el acuerdo de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos, el segundo Gobierno de Sánchez se convirtió en el primer gobierno de coalición en la moderna historia democrática española, pues esta situación no tenía lugar desde la Segunda República.
Pues bien, tras más de dos años de gobierno de Sánchez, este gobierno de coalición se enfrenta a una preocupante paradoja. Muchos indicadores muestran que la economía va bien y ha superado con creces las expectativas en lo que a crecimiento y creación de empleo se refiere, después de la larga negociación y la aprobación de la reforma laboral.
El foco principal del debate público debería ser la cuestión laboral y las decisiones tomadas como el aumento del salario mínimo, el ingreso mínimo vital, el bono vivienda para los jóvenes y la reforma fiscal, que nos remiten a las dificultades materiales de la vida de todos los ciudadanos.
Porque desde la aprobación de la reforma laboral, 1,8 millones de personas tienen empleo indefinido y esos datos son vida. Los contratos de menos de siete días, los más precarios, han pasado de ser tres cuartas partes del empleo a una cuarta. Es más, se han hecho sostenibles 20 millones de empleos con sus cotizaciones a la Seguridad Social.
El Plan de Estabilidad no tiene precedentes en nuestro país. Ya estamos viendo el impacto de algunas reformas en vigor como la de Formación Profesional (FP), y que nos llevan a un cambio de modelo económico más sostenido y sostenible. Junto a la FP se incorpora todo el trabajo del ministerio para modernizar el catálogo de titulaciones y la inversión para crear más de 200.000 plazas de empleo y reforzar la capacitación digital.
Por eso, dicen las encuestas, que este es un buen momento para encontrar empleo. Pero, qué ha ocurrido mientras tanto. La inflación se ha disparado, el estado de ánimo de los consumidores se ha hundido, y las encuestas dicen que, actualmente, la percepción de la economía es un gran lastre para Sánchez, porque las medidas de choque contra la inflación no están funcionando.
¿Qué debería decir o hacer el presidente Sánchez sobre esta situación? Evidentemente, tiene que reconocer el problema de la inflación y evaluar si las medidas para amortiguar los precios son eficaces. Por ejemplo, la bonificación de los carburantes. Ver si está funcionando como debería.
Sin embargo, entre los entendidos, y probablemente dentro de los círculos internos socialistas, hay un debate acerca de hasta qué punto se debe dar publicidad a los logros. Al parecer, algunos analistas creen que poner de relieve las buenas noticias sería un error, y que la mejor estrategia del presidente sería demostrar su conexión con la gente reconociendo humildemente que las cosas van mal.
Pero, más bien, creo que Sánchez debería poner de relieve los aspectos positivos de la situación económica, con una recuperación sólida que, acompañada por el despliegue de los fondos europeos, va a un ritmo impresionante. La realidad está de su parte. Porque la economía, según los expertos, va mucho mejor de lo que indican las encuestas de consumo o los sondeos.
Es más, la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, dice que “no hay espiral de inflación, porque esta bajará en la segunda mitad del año”. Y ya este mes, las expectativas de inflación se han vuelto menos sensibles al alza de los precios, lo opuesto de lo que se esperaba que ocurriera. Así que, la inflación que tenemos es temporal y no un fenómeno desbocado.
Entonces, ¿por qué las buenas noticias económicas en otros frentes no han levantado el ánimo de los ciudadanos? Tal vez porque, por una u otra razón, no se han enterado de ellas. Muchos indicadores apuntan que hay una importante divergencia entre lo que la gente dice de su propia situación -que califica de bastante buena- y lo que opina del país en su conjunto.
Una parte es el reflejo de un partidismo inamovible: nada va a convencer a las derechas de que la economía y el empleo no son un desastre. Pero, como revelan los últimos sondeos, según politólogos y sociólogos, cuando se proporciona información a los votantes sobre las buenas noticias en materia de empleo, crecimiento y paro, su valoración de la economía mejora.
De modo que Sánchez debería hablar más de sus éxitos económicos. Aunque sin pasar por alto lo negativo, aun sabiendo que, tradicionalmente, negar la realidad les ha funcionado muy bien a las derechas de este país. Eso sí, debería destacar las cosas buenas. Al fin y al cabo, si él no lo hace, ¿quién lo va a hacer?
5 respuestas
Primer Gobierno de coalición democrática como usted lo llama es un decir, también llamaban ejército al de Pancho Villa. Desde mi punto de vista es un mercadillo con cada uno vendiendo sus baratijas en beneficio propio sin pensar en el de los ciudadanos.
Desgobierno oportunista seudo democrático sería más acertado, donde el presidente dice una cosa y algún vicepresidente/a dice otra.
Una manera de pintar el panorama muy bonita, ahora me siento más animado que antes de leer este artículo, lo malo será cuando venga de la compra y sienta que con el mismo dinero compro la tercera parte que antes, aunque hasta eso me lo maquilla y me dice que va a cambiar. No he visto bajada de precios en mi vida.
gobierno de coalición con totalitarios comunistas, apoyado por asesinos etarras a los que se les devuelven los favores soltando asesinos, apoyado por golpistas separatistas corruptos y ladrones catalonios a los que se indulta y subvenciona para que sigan robando y con esta basura de gobierno además inútil, las cosas van regularmente a pesar de lo mal que lo hace el chulito engreido plagiador trilero felón demagogo embustero y ENGAÑABOBOS y sus voceros lacayos lameculos rastreros ruines y miserables pelotas subvencionados por la voz de su AMO.
No soy de derechas, tampoco un sinvergüenza lacayo de izquierdas.
Lo que si vende gratis nuestro presidente son las mentiras