IAM/RF Referirse a la Patria, no parece nada fácil dado el enjambre de intereses, sobre todo institucionales (políticos y económicos) que la mal utilizan. Por eso, más que acudir a las declaraciones de grandes instituciones, nos situaremos en el terreno de personas, que han anunciado su idea de Patria.
La vivencia de la “patria” como sentimiento de pertenencia a un proyecto histórico, social y humano es un hecho que nadie puede cuestionar, ni siquiera en su bondad. Las raíces de este sentimiento se hunden en la misma esencia del ser social de cada persona. Hay, no obstante, quienes -advirtiendo el envenenamiento inducido al concepto patria, atribuyéndole un carácter negativo segregacionista, separatista, divisorio, por los indudables intereses particulares- no le tienen ningún aprecio a esto de la “patria”. De suerte que renuncian a su uso, incluso arremeten contra el concepto, haciéndose antipáticos a aquellas personas que sienten el amor a su “patria” y para quienes esa palabra está cargada de simbolismo y sentimiento positivos.
Uno de los ejemplos más señeros es la sintética frase de Evaristo Páramo, compositor de la letra de la canción “Cara Al Culo” del grupo “La polla records”, que acaba con “un patriota, un idiota”. Y esto que puede escandalizar a algunas personas, forma un hilo argumental que arremete contra la reducción de la “Patria”, a un conjunto e intereses mezquinos y bastardos, que legitiman todas las exclusiones y los separatismos. Hay personas entre las que se dicen de “derechas” que tachan la frase de Evaristo como de ácrata, sin conocer que, por ejemplo, Bakunin (nacido en 1814) decía aquello de “Mi patria es el mundo; mi familia la humanidad”, en lo que coincidía plenamente con el pensamiento de la insigne escritora Virginia Wolf (nació en 1882), «como mujer no tengo patria, como mujer mi patria es el mundo» Más aún con el sentimiento del poeta español José de Espronceda (nacido en 1808 y falleció en 1842) reflejado en su conocida “Canción del Pirata”: “Que es mi barco mi tesoro, que es mi Dios la libertad; mi ley, la fuerza y el viento; mi única patria, la mar.”
Quitar el veneno que durante siglos se le ha añado a la palabra Patria es misión casi imposible, pues la Patria ha sido y sigue siendo utilizada como bebedizo popular, primero para arengar a las masas con mensajes xenofóbos, racistas, y luego lanzarlas a los campos de batalla para regarlos con su sangre, por el bienestar de los siempre ricos. Tanto Bakunin, como Virginia Wolf han sido capaces de destilar el Patrioterismo, para extraerle la esencia de humanidad, de unidad, de solidaridad que el concepto contiene. Por ello aquellos que usan a la Patria para excluir o excluirse de sus congéneres pervierten el concepto hasta el extremo.
Ser patriota, en esta España de 2018 supone creer que esa Patria, la que une a toda la humanidad, es posible y necesaria. Porque sólo con el esfuerzo colectivo de todos los pueblos de la tierra, gran patria de la humanidad, se podrá conjurar la destrucción y muerte a la que el capitalismo nos arrastra. Fdo Rafael Fenoy Rico