IAM/Redacción James More (James McAvoy), es un espía británico que viaja a Somalia como ingeniero hidraúlico para impedir un próximo atentado en Occidente pero es tomado como rehén por los terroristas yihadistas, que sospechan de su auténtica identidad.
Danielle “Danny” Flinders (Alicia Vikander) es una biomatemática que trabaja en un proyecto de inmersión en las aguas más profundas de los océanos para demostrar su teoría sobre el origen de la vida en el planeta. James y Danny se conocen en un aislado hotel de la costa atlántica francesa, donde ambos preparan sus peligrosas misiones, y encuentran, el uno en el otro, al amor de sus vidas. Ahora, separados, inician sus cometidos sin saber si podrán volverse a ver.Inmersión es un drama que a simple vista parece una historia de amor pero a medida que nos vamos sumergiendo en las imágenes y la trama apreciamos que va mucho más allá. El director Win Wenders ha sabido plasmar toda su dilatada trayectoria profesional para poner al espectador, de forma sutil, en un balcón con vistas panorámicas del mundo que nos rodea. Por un lado la inmensidad de nuestro planeta tierra y en contraposición, el ser humano diminuto que en gran masa es capaz de destruirlo.Los protagonistas llevan por su lado estas dos vertientes, Danny explora las profundidades del océano, la naturaleza en su misteriosa grandiosidad y James lucha contra uno de los conflictos humanos que más destrucción está causando en la actualidad, el fanatismo y terrorismo islámico. Ambas entrelazadas mediante una sencilla historia de amor. Es una idea brillante.
El amor, que es lo que debería mover el mundo, como pretexto para contar que el mundo gira en sentido contrario porque desgraciadamente la humanidad no tiene o no quiere tener capacidad para darse cuenta de ello. Y como consecuencia, la muerte del hombre y destrucción de la tierra.Como elemento unificador, el agua. El mar es protagonista absoluto en ambas tramas y simboliza ese amor romántico entre los protagonistas y el amor universal que debería imperar. Otro acierto, nuestro cuerpo es en casi su totalidad agua y el planeta igual.Esta simbología hace que la cinta esté llena de matices en cuanto a color, la fotografía adquiere una tonalidad según qué trama se esté tratando. Valga la redundancia, la película es totalmente visual y transmite más allá del diálogo.Por otro lado la historia de amor y separación obligada está contada de una manera muy veraz. Sin grandes aspavientos románticoides nos retrata cómo dos personas pueden enamorarse de la forma más fácil y casual y el sufrimiento silencioso que se sufre cuando el ser amado se pierde. Interpretaciones correctas y comedidas, los actores han sido muy bien dirigidos y no se han salido del lugar que les corresponde en el filme, que no es más que otro que humanizar toda esta poesía narrativa que Wim Wenders ha creado. Hoy día es difícil acertar con tan poco pero con inteligencia e intuición a veces, y para suerte nuestra, los grandes cineastas siguen haciendo buen cine.