IAM/Redacción A lo largo de las últimas semanas, los gibralteños han llegado a una conclusión en materia socio-económica: el Brexit ha sido una pésima noticia que ha tenido repercusiones bastante negativas para los ciudadanos ya que no les resulta una medida novedosa o efectiva para sus intereses.
Todo se remonta al año 2016, cuando los gibralteños votaron unánimemente en el referéndum con el fin de que el Reino Unido conservara su lugar en la Unión Europea. De hecho, lo hicieron para evitar las consecuencias y los cambios que este fenómeno económico les traería.Una de las principales preocupaciones para los gibralteños es el control de fronteras. El artículo X del Tratado de Utrecht confiere a España el control de las fronteras, una decisión que no permitiría la libre circulación de personas, servicios y capitales. Además, España podría imponer toda clase de restricciones a las actividades económicas, por lo que debería incrementarse el control de los aspectos fiscales de los intercambios de bienes y servicios con sociedades domiciliadas en Gibraltar. Pero, sin duda alguna, lo que más preocupa a Gibraltar tras el Brexit es la soberanía compartida de España sobre este lugar, algo que tendría puntos en desacuerdo con la Constitución gibraltareña en donde prima el pueblo y el territorio. Pese a las preocupaciones, del otro lado de la frontera la suerte parece sonreír a los españoles, ya que podría mejorar la situación sobre este territorio para que no se hagan concesiones que no resulten adecuadas para la mejora de la posición española.