Lo tuyo es puro teatro. Por: Rafael Arroyo S.

IAM/RAS La mejor manera de empezar una discusión o un conflicto al hablar con alguien, es referirte a él con el encabezamiento de este escrito que aspira a ser un artículo sobre teatro; aunque a decir verdad… Qué es el teatro, sino un conflicto entre partes: protagonistas y antagonistas; pues antagonistas seguramente será lo que más crearé con éste y sucesivos artículos que seguiré escribiendo, con el permiso de quien corresponda ¡claro!

 

Y aunque soy más osado que culto en materia teatral, intentaré escribir sobre: EL TEATRO, con mayúsculas; solo por mi amor a tan peculiar forma de arte; así que, vayan por delante mis disculpas por escribir sobre algo tan profundo y serio, avalado únicamente por una carga de años como actor amateur.Pues hecha la oportuna declaración de principios… “Un soneto me manda hacer Violante”. Así empieza uno de los más famosos sonetos de Lope de Vega, y en el caso que me ocupa: “Un artículo me manda hacer Carmen” y, dada mi pasión por las letras y el teatro, he aceptado el reto de escribir, pecando con uno los axiomas más importantes para un actor, hacerlo sin conocer ni analizar de antemano el personaje de articulista que voy a interpretar. Por tanto, abordo la tarea abrumado por mis carencias, tanto literarias como  periodísticas, y además, sin posibilidad de ver las caras de mis hipotéticos lectores, ni apreciar desde el proscenio del habitáculo que ocupen al leerme, sus aplausos o silencios ante ésta primera interpretación como articulista. Me consuela pensar que los posibles lectores, al igual que yo, siempre estamos interpretando a los más variopintos personajes de este gran teatro del mundo. Somos niños o niñas y jugando, interpretamos a caballeros y damas enamoradas, a médicos y enfermeras, y hasta nos reencarnamos en padres y madres con carritos e hijas de cartón o latex. Somos jóvenes y amantes del teatro, y seguimos interpretando con más o menos acierto, personajes de Mihura o Chèjov. Somos adultos y seguimos interpretando, con más o menos fortuna, el nuevo rol de padre o madre, o de verdaderos policías y médicos, amantes, empleados de banca, y un largo etcétera. Continuamente estamos interpretando porque de nuestra pericia como actor, depende casi siempre la felicidad de quien nos ve y nos escucha; y es que ser actor, además de ser profesión, poseer estudios y una vasta cultura, lleva aparejada la grandiosa sensación de ser lo que nunca podrías o querrías ser fuera de un escenario. Los actores, con nuestra perpetua dosis de niñez, nos transformamos continuamente en escena para escapar de esta vida de pesadumbre o placer. Así que, nos guste o no, LO TUYO y lo nuestro ES PURO TEATRO.   

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