IAM/ALJ La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha abierto una vía para facilitar que los afectados que perdieron sus ahorros y nunca recibieron sus casas sobre plano puedan reclamar a los bancos su dinero.
Igual hizo con los gastos de formalización de las hipotecas (gestoría, notaría, impuestos…) o con las cláusulas suelo. Ambas prácticas bancarias son cláusulas abusivas y, por tanto, nulas según los tribunales de justicia nacionales y europeos.Se cuentan por cientos de miles los afectados de ambos casos, aunque muchos siguen todavía en la sombra, sobre todo los de compra de casa sobre plano, desconocedores de que, gracias a una sentencia del Tribunal Supremo que sienta jurisprudencia, ahora pueden recuperar sus ahorros porque nunca recibieron sus casas. Estos afectados son los huérfanos de la crisis inmobiliaria, esos que anticiparon una importante cantidad de dinero para la compra de una vivienda sobre plano, pero cuyas promotoras incumplieron el deber de avalar o garantizar esas cantidades como exigía la Ley 57/1968. Y “los bancos tampoco verificaron que esta garantía existía, de acuerdo con la obligación que les imponía la ley”, dice la sentencia del TS. Este cambio de rumbo arranca en diciembre de 2015 cuando el Tribunal Supremo dio carpetazo a años de oscuridad y fijó como doctrina jurisprudencial que “la entidad financiera que recibía las aportaciones de los promotores en los contratos celebrados antes del 1 de enero de 2016, si no vigiló que dichas aportaciones quedaban aseguradas al amparo de la Ley 57/1968, resultaba responsable por el incumplimiento del deber in vigilando”,Porque tras el pinchazo de la burbuja y el concurso de acreedores de miles de promotoras y cooperativas, sobre todo a partir de 2007 y 2008, estos compradores se quedaron sin casa y sin dinero. Y lo que es peor, sin esperanzas de recuperar ninguno de los dos. Y fueron muchas las familias afectadas en toda España, más de medio millón de personas.Ahora con la sentencia del Tribunal Supremo pueden reclamar sus ahorros a las entidades financieras que, gracias a este giro de timón judicial, se han convertido en responsables, porque miraban para otro lado cuando era suya la responsabilidad. La OCU ha iniciado una campaña para reclamar el dinero perdido más los intereses devengados de todos los afectados. Así que ahora pueden acudir a los tribunales aquellas personas (no inversores) que compraron una vivienda sobre plano antes del 31 de diciembre de 2015 sin la existencia de aval. El plazo para reclamar acaba el 31 de diciembre de 2020. No hay registros oficiales sobre el número de afectados, pero las estimaciones de los bufetes de abogados se mueven entre las 600.000 y el millón de personas. Parecido al número estimado de demandas contra la presencia de cláusulas suelo en hipotecas. Son ya casi 400.000 asuntos relacionados con estas cláusulas en los Juzgados, con 3.500 sentencias ya dictadas según el Consejo General del Poder Judicial, y con más de 11.000 vistas celebradas, según los señalamientos vigentes, hasta diciembre del pasado año.La banca se juega ahora entre 21.000 y 50.000 millones de euros, porque la aportación media por afectado está entre 36.000 y 50.000 euros, si sumamos lo pagado a los intereses acumulados. Y ya hay sentencias. “Las entidades a las que más cantidades hemos reclamado han sido Bankia y Caixabank. También, a Santander, BBVA, Abanca, Banco Popular, Banco CEISS y Unicaja, con sentencias favorables”, según enumeran en El Defensor de tu Vivienda (solo este bufete tiene localizadas 700 promociones y cooperativas fallidas). Hasta esta sentencia del Tribunal Supremo reclamar era una encrucijada. Antes los Juzgados entendían que, si el promotor no cumplía íntegramente los requisitos de constitución de las garantías, las entidades financieras no eran responsables. Así que los compradores no podían hacer nada más que acudir al promotor, que solía ser insolvente. Ahora, tras la sentencia, los bancos son responsables. En consecuencia, un nuevo varapalo judicial para los bancos, por sus abusos. Se lo merecen. Y que se anden con cuidado, porque no hay dos sin tres.