Palabras de AMOR en lunes. Por Dr Miguel Ruiz

Por María Eugenia Manzano
En este lunes último de agosto, en que las ciudades van repoblándose poco a poco, te ofrezco unas Palabras de A M O R. Huele a un final que no es, porque hasta el 23 de septiembre seguirá siendo verano, pero nosotros vamos volviendo. Y queremos comenzar de nuevo.
Yo te invito a detenerte. A mirar dónde te encuentras. ¿Es principio o es final? ¿Por qué sendero transitas?
Respira.
Contempla de dónde vienes y hacia dónde te diriges.
Como aprendí en los brazos de Voa, observa el corazón que tiene y si es ese tu camino.
Escucha, pregúntate, atiende.
No te empeñes en seguir por la senda conocida si ya no escuchas latido. Y mantén tu corazón abierto.
Aunque a veces duela, aunque tiembles. Ríndete.y cierra los ojos. Explora nuevos paisajes.
Aceptamos el A M O R que creemos merecer.
Tú confía en el misterio.
Que este lunes sea bueno y que puedas estar bien.
Que tengas hoy un buen día.
Namaste.
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La Maestría del Amor 
Dr. Miguel Ruiz 

En el A M O R no existen obligaciones. El miedo está lleno de obligaciones. En el camino del miedo, la razón de cualquier cosa que hacemos  es que “tenemos que hacerla” y esperamos que otras personas hagan algo porque “tienen que hacerlo”. Tenemos una obligación y tan pronto como “tenemos que hacer algo” nos resistimos a hacerlo. Cuanta más resistencia opongamos, más sufriremos. El A M O R no tiene resistencias. Todo lo que hacemos es porque queremos hacerlo. Se convierte en un placer, es como un juego y nos divertimos con él.

El A M O R no tiene expectativas. El miedo está lleno de expectativas. Cuando tenemos miedo hacemos cosas porque suponemos que tenemos que hacerlas y esperamos que los demás hagan lo mismo. Esa es la razón por la que el miedo provoca dolor y el A M O R no. Esperamos algo y si no tiene lugar nos sentimos heridos: no es justo. Culpamos a los demás por no satisfacer nuestras expectativas. Cuando amamos no tenemos expectativas. Hacemos algo porque queremos y si los demás lo hacen o. No es porque quieren o no hacerlo y no nos lo tomamos como algo personal. No nos sentimos heridos porque, suceda lo que suceda, está bien. Esta es la razón por la que, cuando estamos enamorados, las cosas apenas nos duelen: no esperamos nada de nuestro amante y no tenemos obligaciones.
(…)
El A M O R no tiene piedad; no siente lástima por nadie, pero tiene compasión. El miedo está lleno de pena, siente lástima por todos. Tú sientes lástima por mí cuando no me respetas, cuando piensas que no soy lo bastante fuerte para desenvolverme por mí mismo. Por el contrario, el A M O R respeta. Te amo, sé que puedes hacerlo. Sé que eres lo suficientemente fuerte, lo suficientemente inteligente y estás lo suficientemente capacitado para hacer tus propias elecciones. Yo no tengo que hacerlo por ti. Tú puedes conseguirlo. Si te caes. Te tenderé la mano, te ayudaré a levantarte. Te diré “puedes hacerlo, adelante” y sentiré compasión, que no es lo mismo que sentir lástima. La compasión proviene del respeto y del A M O R; el sentimiento de lástima provine de la falta de respeto y del miedo.
(…)
El A M O R es incondicional. El miedo está lleno de condiciones.

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